Mártires en Roma año 304, durante la persecución de Diocleciano. Su fiesta se celebra el 2 de junio. Marcelino y Pedro se encuentran entre los Santos romanos que se conmemoran diariamente en el canon de la Misa. San Marcelino era un sacerdote muy respetado y san Pedro un cristiano piadoso que expulsaba demonios. Estos mártires, que murieron decapitados, fueron venerados ya por los primeros cristianos.
Nos ha dejado noticias de su muerte el papa san Dámaso, que las oyó de boca del mismo verdugo. El martirio tuvo lugar durante la persecución de Diocleciano. Fueron decapitados en un bosque, pero sus cuerpos fueron trasladados y sepultados en el cementerio llamado Ad duas lauros, en la vía Labicana, donde después de la paz de Constantino se erigió una basílica.
VIDA
San Marcelino era una sacerdote muy estimado en Roma, y San Pedro un cristiano piadoso con un don especial para la expulsión de demonios. Su gran fervor no podía pasar oculto ante los enemigos del cristianismo, que acusaron a Pedro como enemigo de los dioses del Imperio ante el magistrado Sereno, durante la persecución del emperador Diocleciano (primeros años del siglo IV). Allí en la prisión, pese a los tormentos a los que le someten, predica con gran entusiasmo. El carcelero, llamado Artemio, tenía una hija poseída por un demonio y retó a Pedro a liberarse de sus cadenas e ir a su casa a sanar a su hija. Cuando Pedro se presentó en la casa por la noche y expulsó al demonio, el carcelero con su familia y algunos prisioneros se convirtieron al cristianismo. San Marcelino ayudó a Pedro a darles doctrina a estos cristianos recientes.
Marcelino sacerdote y Pedro exsorcista |
Disgustados por estos sucesos, los gobernadores mandaron prender a Marcelino y a Pedro y les dijeron que si no ofrecían incienso a los dioses los condenarían a muerte. Ante su negativa, los apalearon y encerraron en los calabozos a la espera de que perecieran de hambre. Aquella misma noche son liberados y vuelven con los nuevos cristianos. Marcelino y Pedro permanecerán junto a ellos unos días preparándoles para el martirio. Ante estos hechos, Sereno obligará a Artemio que ofrezca sacrificios a Júpiter, pero ante su negativa ordenara que le decapiten y que a su mujer y a su hija las entierren vivas bajo unas losas. Marcelino y Pedro serán de nuevo capturados y condenados a ser degollados.
Por temor a una revuelta, les condujeron a un bosque cercano en secreto y, tras hacerles cavar su propia tumba, los decapitaron, después los enterraron en lo más profundo del bosque para que nadie supiera donde estaban enterrados. El verdugo, al ver que habían muerto santamente, se convirtió y dijo a los cristianos donde estaban sepultados. Estos los recogieron y enterraron en una catacumba de Roma cerca de la vía Labicana.
Más tarde el emperador Constantino construirá una basílica sobre la tumba de los mártires y sepultara allí tras su muerte a su madre, santa Elena. Las crónicas narran cómo los restos de estos santos han producido numerosos milagros.
Más tarde el Papa Virgilio (siglo VI) introdujo los nombres de los santos Marcelino y Pedro en el canon romano de la Misa, garantizando así el recuerdo y la devoción por parte de Los fieles
CULTO
El papa Dámaso I, que abrió sus catacumbas, también remarco el epitafio en latín con detalles de su muerte que adornan su sepultura. Estos mártires ya fueron venerados por los primeros cristianos. Su sepulcro se menciona ya en el Martyrologium Hieronymianum, que menciona que Marcelino era un sacerdote y que Pedro era un exorcista. En el Martyrologium el dia en el que se les celebra es el 2 de junio, y su sepulcro esta localizado en “los dos laureles”, en la tercera milla de la Vía Labicana.
Catacumbas de los santos. Vía Labicana |
A partir del siglo VII, se sepulcro es convierte en un lugar de peregrinación, y su dia de fiesta es recordado con liturgias locales y hagiografias. De acuerdo con el Liber Pontificalis, Constantino el Grande, mandó construir una basílica en su honor, esta estructura se construyo en tiempos de Dámaso y fue destruido por los godos. Contastino tomó a su madre, Santa Elena, y le construyoóuna tumba en esta iglesia, y donó para la iglesia una patena de oro de treinta y cinco libras de peso (15,88 Kg. de peso). Honorio I y Adrian I más adelante repararán la iglesia.
Los nombres de San Marcelino y San Pedro aparecen en la liturgia Ambrosiana. Sus nombres se mencionan en la plegaria eucarística primera.
Las reliquias de estos dos santos fueron trasladadas a Seligenstad, Alemania, en el siglo IX. Fueron enviadas por el papa Gregorio IV a Einhard, secretario personal de Carlomagno, quien a su vez las envio a dicha ciudad. En el 829, Einhard construyó una iglesia en su honor y se convirtió en su primer abad. Sigebert, Aimoin y Rabanus Maurus mencionan este traslado. Más adelante, en 1523, el papa Alejandro VI trasladará sus reliquias a su antigua iglesia.
Estos santos tienen una gran devoción en Alemania y en Roma, donde sus reliquias se han visto envueltas en numerosos milagros.
ICONOGRAFIA
Se les representa como a dos hombre de mediana edad con tonsuras y palmas del martirio en sus manos, y en ocasiones sostienen una corona cada uno. En las catacumbas antes citadas se puede observar un fresco de los siglos IV y V que les representa con aureolas y barbas cortas, cerca del cordero de Dios. En otro fresco de lo siglos V y VI, en las catacumbas de pontian aparecen sin barba y junto a San Polio. Tienen una iglesia dedicada en Imbersago.
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