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¿Creían los primeros cristianos en el purgatorio? – El purgatorio y los Padres de la Iglesia

La pregunta que se impone es: ¿Creían los primeros cristianos, sucesores y discípulos de los Apóstoles, los “Padres de la Iglesia”, en el purgatorio?

La respuesta es sí, los Padres de la Iglesia Primitiva y los primeros cristianos sí creían en el Purgatorio y oraban por sus muertos.
He quí los testimonios de los Padres Apostólicos, discípulos y sucesores de los Apóstoles y su creencia en el purgatorio.

HECHOS DE PABLO Y TECLA (Año 160)

“Y después de la exhibición, Tryfaena nuevamente la recibe. Su hija Falconilla había muerto, y dijo a ella en sueños:  Madre, tú deberías tener esta extranjera Tecla en mi lugar, para que ore por mí, y yo pueda ser transferido a el lugar de los justos” Hechos de Pablo y Tecla.

ORÍGENES (Años 185-232)

“Si alguien parte de esta vida con faltas ligeras, es condenado al fuego que arrasa con todos los materiales combustibles y prepara el alma para el Reino de Dios donde nada impuro puede entrar. Porque si sobre el fundamento de Cristo haz edificado no solamente con oro, plata y piedras preciosas sino tambiém con madera, pasto y paja (I Cor 3,12-13)

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¿Qué esperas cuando tu alma sea separada del cuerpo? ¿Entrarás al cielo con tu madera, tu pasto, tu paja y tus impurezas al Reino de Dios? o, a causa de estos estorbos, ¿Permanecerás sin recibir tu recompensa por tu oro, plata y piedras preciosas? Ninguna de las dos cosas sería justa. Queda entonces que serás pasado por el fuego que consumirá todo lo inutil e impuro porque nuestro Dios llama a sus elegidos al “Fuego Purificador”.

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Pero este fuego consume no a la criatura sino a lo que la criatura ha hecho su madera, su pasto y su paja. Está de manifiesto que el fuego destruye la madera de nuestras transgresiones y así luego recibamos la recompensa por nuestros buenos trabajos”. (Patres Groeci. XIII, col. 445, 448 [A.D. 185-232]).
¿Creían los primeros cristianos en el purgatorio? - El purgatorio y los Padres de la Iglesia 1

ABERCIO (Año 190)

“El ciudadano de una prominente ciudad, la que erigí mientras vivía, para que pudiera tener un lugar de descanso para mi cuerpo. Abercio es mi nombre, un discípulo del pastor casto que alimenta sus ovejas en las montañas y los campos, cuyos grandes ojos los vigilan todo, que me enseñó los fieles escritos de la vida.

Estando listo, yo, Abercio, ordené que esto fuera escrito, en mi septuagésimo segundo año. Que cada uno que esté de acuerdo con esto y quien lo entienda ore por Abercio”. (Epitafio de Abercio [A.D. 190]).

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA (Años 150-215)

“El creyente por medio de la disciplina se despoja de sus pasiones y pasa a la mansión mejor que la anterior, pasa por el mayor de los tormentos tomando sobre sí el arrepentimiento de las faltas que pudiera haber cometido después de su bautismo. Es torturado entonces todavía más al ver que no ha logrado lo que otros ya han adquirido.

Los mayores tormentos son asignados al creuente porque la Justicia de Dios es buena y su bondad es justa y, estos castigos completan el curso de la expiación y purificación de cada uno”. (Patres Groeci. IX, col. 332 [A.D. 150-215]).

PERPETUA, MÁRTIR CRISTIANA (Año 203)

“Sin ninguna demora, en esa misma noche, esto se me mostró en una visión.Yo vi a Dinocrate saliendo de un lugar sombrío, donde estaban también otras personas, y él estaba reseco y muy sediento, con una apariencia sucia y pálida, con la herida de su rostro que tenía cuando había muerto.

Dinocrate había sido mi hermano en la carne, hace siete años, quien murió de una terrible enfermedad… Pero yo confié que mi oración había ayudado a su sufrimiento, y oré por él cada día hasta que nosotros pasamos al campo de prisioneros…hice mi oración por mi hermano día y noche, gimiendo y lamentando para que me fuera concedido. Entonces, un día, estando todavía prisioneros esto se me mostró.

Vi que el lugar que había observado previamente sombrío estaba ahora iluminado, y Dinocrate, con un cuerpo limpio y bien vestido, estaba buscando algo para refrescarse. Y donde había estado la herida, yo vi una cicatriz; y esa piscina que había visto antes, vi sus niveles descendidos hasta el ombligo del muchacho.

Y uno extraía agua de la tina incesantemente, y cerca de la orilla había una copa llena de agua; y Dinocrate se acerco y empezó a beber de ella, y la copa no falló. Y cuando él estaba satisfecho, se fue del agua a jugar felizmente, como lo hacen los niños y entonces desperté. Entonces entendí que sido trasladado del lugar del castigo”. La pasión de Perpetua y Felicidad, 2:3-4

TERTULIANO (Año 210)

“Que alegoría del Señor (Mt. 5,25-26)…es extremadamente clara y simple en su significado…[tengan cuidado no sea que como] un transgresor de su contrato, delante de Dios el Juez…

Y para que este juez no libere sobre ti su angel que ejecute la sentencia y te envíe a la “prisión del infierno”, de lo que no hay salida hasta que incluso el más pequeño de tus delitos sean pagados en el periodo antes de la resurreción. ¿Puede haber más lógico que esto? ¿Qué mejor interpretación?” (The Soul 35 [A.D. 210]).

“La fiel viuda ora por el alma de su esposo y suplica por él en el reposo interino y en la participación de la primera resurreción y ofrece oraciones en el aniversario de su muerte”. (Monogamy 10 [A.D. 213]).

CIPRIANO DE CARTAGO (Año 253)

“Una cosa es pedir perdón, otra cosa alcanzar la gloria. Una cosa es estar prisionero sin poder salir hasta que haya sido pagado el último centavo y otra recibir al mismo tiempo el salario de la fe y el coraje.

Una cosa es ser torturado con el largo sufrimiento por los pecados, para ser limpiado y completamente purgado por el fuego, otra es haber sido purgado de todos los pecados por el sufrimiento. Una cosa es estar en suspenso hasta la sentencia de Dios en el Día del Juicio, otra ser coronado por el Señor”. (Letters 51[55]:20 [A.D. 253]).

CIRILO DE JERUSALÉN (Año 350)

“Entonces mencionamos también ha todos los que han entrado ya en el sueño: primero los patriarcas, profetas, apóstoles y mártires que con sus oraciones y súplicas a Dios reciben nuestras peticiones; luego mencionamos también a los Santos Padres y Obispos que han entrado ya en el sueño, y, para hacerlo simple, a todos los que de entre nosotros han entrado ya en el sueño.

Porque nosotros creemos que será de gran beneficio para las almas por quienes pedimos cuando el más santo y solemne sacrificio es ofrecido”. (Catechetical Lectures 23:5:9 [A.D. 350]).

JUAN CRISÓSTOMO (Año 392)

“Ayudémoslos y conmemorémoslos. si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre (Jobe 1,5) ¿Porqué dudaríamos de que nuestros ofrecimientos por los muertos les brindan algo de consuelo? No dudemos en ayudar a quienes han muerto y en ofrecer oraciones por ellos”. (A.D. 392)

“No en vano fue decretado por los Apóstoles que el Memorial de los Maravillosos Misterios debe ser hecho por los que han partido. Ellos sabían que aquí había muchos beneficios que se podrían obtener para ellos…” (Homilies on Philippians 3:9-10 [A.D. 402]).

AMBROSIO DE MILÁN (Año 395)

“Dale el perfecto descanso a tu siervo Teodosio, el descanso que has preparado para tus santos…Lo he amado y también lo seguiré a la tierra de los vivientes, y lo acompañaré con lágrimas y oraciones, lo conduciré por sus méritos hacia la Santa Montaña del Señor”. (Funeral Sermon of Theodosius 36-37 [A.D. 395]).

AGUSTÍN DE HIPONA (Año 411)

“Hay una disciplina eclesiástica, como los fieles saben, cuando los nombres de los mártires son leído en voz alta en el altar de Dios, donde las oraciones no son ofrecidas por ellos. La oración sin embargo es ofrecida por los otros muertos que son recordados. Es un error orar por un mártir ya que nosotros debemos encomendarnos a sus oraciones”. (Sermons 159:1 [A.D. 411]).

“Los castigos temporales son sufridos por algunos solamente en esta vida, por otros también después de la muerte, pero los dos aquí y allá son todos ellos contados en el último y más estricto juicio. Pero no todos quienes sufren castigos temporales después de la muerte sufrirán el castigo eterno que seguirá a aquel juicio”. (“La Ciudad de Dios” 21:13 [A.D. 419]).

“Que debe haber algún fuego incluso después de esta vida no es increíble y que algo puede ser examinado y bien sacado a la luz o dejado oculto dependiendo del fiel que pueda ser salvado, algunos más lentamente y otros más pronto en mayor o menor grado según amaron las cosas que se pierden por medio de un certero fuego purificador (“purgatorial”)” (Manual sobre la Fe, la esperanza y la caridad 18:69 [A.D. 421])

De modo que el consenso unánime de los Padres Apostólicos y primeros cristianos, es que sí existe una purificación de los pecados después de la muerte o purgatorio y también los primeros cristianos, como hemos visto, oraban por sus muertos.

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