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Sacramento de la Confirmación – Origen, significado y efectos

«La confirmación se recibe una sola vez, pero su fuerza espiritual se mantiene en el tiempo y anima a crecer espiritualmente con los demás.»
Papa Francisco

Todo bautizado, aún no confirmado, puede y debe recibir el sacramento de la Confirmación.

Los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía forman una unidad, por ello «los fieles tienen la obligación de recibir este sacramento en tiempo oportuno» porque sin la Confirmación y la Eucaristía, el sacramento del Bautismo es ciertamente válido y eficaz, pero la iniciación cristiana queda incompleta.

En otras culturas este sacramento es administrado inmediatamente después del Bautismo y es seguido de la participación en la Eucaristía, tradición que pone de relieve la unidad de los tres sacramentos de la iniciación cristiana.

En la Iglesia latina se administra este sacramento cuando se ha alcanzado «la edad del uso de razón». Sin embargo, en peligro de muerte, se debe confirmar a los niños incluso si no han alcanzado todavía la edad del uso de razón.

Existe una preparación al sacramento que ayuda a sentirse parte de la Iglesia de Jesucristo. Cada parroquia tiene la responsabilidad de la preparación de los confirmandos.

Para recibir la Confirmación es preciso hallarse en estado de gracia. Conviene recurrir al confesarse y realizar un buen examen de conciencia antes del sacramento. Para, de esta forma, ser purificado en atención al don del Espíritu Santo.

Hay que prepararse con una oración al Espíritu Santo más intensa para recibir con docilidad y disponibilidad su fuerza y sus gracias. Para la Confirmación, como para el Bautismo, es conveniente que los candidatos busquen la ayuda espiritual de un padrino o de una madrina.

Es necesario recibir al Espíritu Santo en recogimiento y oración.
Papa Francisco

El rito de la confirmación tiene varios gestos litúrgicos que expresan la profundidad de este sacramento de la iniciación cristiana. Antes de recibir la unción que confirma y refuerza la gracia del bautismo, los candidatos son llamados a renovar las promesas bautismales y hacer profesión de fe.

Después de un silencio orante, el Obispo extiende las manos sobre los confirmados e invoca la efusión del Espíritu sobre ellos. El Espíritu enriquece con sus dones a los miembros de la Iglesia, construyendo así la unidad en la diversidad.

– Consagración del santo crisma

confirmacion

Es un momento importante que precede a la celebración de la Confirmación, pero que, en cierta manera forma parte de ella, es la consagración del santo crisma.

Es el obispo quien, el Miércoles de ceniza, en el transcurso de la misa crismal, consagra el santo crisma para toda su diócesis.

El santo crisma esta compuesto de aceite de oliva y bálsamo y la unción del confirmando con él es signo de su consagración.

– Renovación de las promesas del bautismo

Con la renovación de las promesas del Bautismo y la profesión de fe de los confirmandos, comienza la liturgia del sacramento de la confirmación.

El obispo extiende las manos sobre todos los confirmandos, gesto que, desde el tiempo de los Apóstoles, es el signo del don del Espíritu. Y el obispo invoca así la efusión del Espíritu:

«Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que regeneraste, por el agua y el Espíritu Santo, a estos siervos tuyos y los libraste del pecado: escucha nuestra oración y envía sobre ellos el Espíritu Santo Paráclito; llénalos de espíritu de sabiduría y de inteligencia, de espíritu de consejo y de fortaleza, de espíritu de ciencia y de piedad; y cólmalos del espíritu de tu santo temor. Por Jesucristo nuestro Señor.» Ritual de la Confirmación, 25.

– La Unción con el aceite

Por medio de la unción con el aceite en la frente, el confirmando recibe «la marca», el sello del Espíritu Santo. La unción del santo crisma después del Bautismo, en la Confirmación y en la Ordenación, es el signo de una consagración. Una Señal visible del don invisible que estamos recibiendo.

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Los que son ungidos, participan más plenamente en la misión de Jesucristo y en la plenitud del Espíritu Santo que éste posee, a fin de que toda su vida desprenda a Cristo.

La unción del aceite perfumado o crisma, que indica cómo el Espíritu entra hasta lo más profundo de nosotros, embelleciéndonos con tantos carismas.

De este modo, el sacramento se confiere con la unción del santo crisma en la frente y pronunciando estas palabras: «Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo».

Un carácter indeleble que nos configura más plenamente con Jesús y nos da la gracia para difundir por el mundo el buen olor de Cristo.

«Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo» Pablo VI, Const. ap. Divinae consortium naturae.

– Beso de la Paz

Con el que concluye el rito del sacramento de la confirmación significa y manifiesta la comunión eclesial con el obispo y con todos los fieles.

Esta incorporación a la comunidad eclesial se manifiesta en el signo de la paz con el que se concluye el rito de la confirmación. El obispo dice a cada confirmado: «la paz esté contigo».

Estas palabras nos recuerdan el saludo de Jesús a sus discípulos en la noche de Pascua y expresan la unión con el Pastor de esa iglesia particular y con todos los fieles. Momento que recordamos durante la Cuaresma.

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El Hermano Asno

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