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Iglesia de la Flagelación de Jesús – Jerusalén

La tradición cristiana recuerda en este lugar dos momentos de la Pasión del Señor: la flagelación y la condena a muerte. Los dos santuarios se encuentran junto al convento franciscano, sede del Estudio Bíblico Franciscano.

El Litóstrotos y la casa o pretorio de Pilato donde el Señor fue juzgado se encontraba abandonada en el siglo IV, según testimonio del Peregrino anónimo de Burdeos y Cirilo de Jerusalén. En el siglo V se construyó una iglesia que encontramos más tarde con el título de Santa Sofía (Sabiduría en griego) porque “el primero de los amigos de la Sabiduría escuchó allí la propia condenación” (Sofronio de Jerusalén, S.VII).

A continuación no se supo más de ella y el recuerdo del Litóstrotos se fijó en primer lugar en el Monte Sión y, en el siglo XII, junto a la torre Antonia, la fortaleza que en tiempo de Cristo dominaba la explanada del templo en su parte norte.

La iglesia de la Flagelación

La iglesia de la Flagelación

La iglesia de la Flagelación fue construida por los cruzados en el siglo XII y seguidamente abandonada durante siglos. En el año 1838 fue adquirida por los franciscanos y restaurada, reabierta al culto gracias a la generosa ayuda de Maximiliano de Baviera, según se afirma en una lápida de su fachada.

El arquitecto Barluzzi la restauró en el año 1929 manteniendo el estilo medieval. Son interesantes las vidrieras de A. Cambellotti que representan el juicio de Pilato, la Flagelación de Jesús y la liberación de Barrabás. Un cuadro en un muro lateral representa la prisión de San Pablo en la torre Antonia. (M.Barberis).

La iglesia de la Flagelación

La iglesia de la Flagelación . Vidrieras.

El santuario del Litóstros o de la Condenación fue contruido en el año 1904 por Fr. Wendelin Hinterkreuser sobre las ruinas de una iglesia medieval descubierta algunos años antes. No se conoce el título de la antigua iglesia.

La nueva recibió el nombre de Litóstrotos como consecuencia de las grandes losas estriadas que se proplongan también en el contiguo santuario del Ecce Homo, considerado también como parte del Litóstrotos en el cual Pilato tenía su sede cuando juzgó a Jesús y desde donde salió camino del Calvario.

Flagelación de Jesús

Flagelación de Jesús. Película “La Pasión”

La segunda estación del Via Crucis se indica en el muro exterior de la iglesia del Litóstrotos. La primera, en el patio de una escuela musulmana, “El Omaríeh” delante del convento franciscano.

Desde el año 1923 en el convento de la Flagelación tiene su sede el Studium Biblicum Franciscanum, Facultad de Ciencias Bíblica y de Arqueología Bíblico-Cristiana.

Entró, pues, Pilato nuevamente en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le respondió: “¿Eso lo dices tú por tu cuenta o te lo han dicho otros de mi?” Pilato respondió: “¿Acaso soy yo judío? Tu gente, los pontífices, te han entregado a mi “¿Qué es lo que hiciste?

Respondió Jesús: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis guardias habrían luchado para que no fuera yo entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí”. Entonces le dijo Pilato: “¿Conque tú eres rey? Respondió Jesús: “Pues sí, yo soy rey.

Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.” […] Pero es costumbre que en la Pascua os conceda la libertad de un preso ¿Queréis, pues, que os suelte al rey de los judíos?” Ellos gritaron nuevamente: “A éste, no, sino a Barrabás”.

Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó que lo azotaran. Luego los soldados le pusieron en la cabeza una corona que habían entretejido de espinas y lo vistieron con un manto de púrpura; y acercándose a él le decían: “¡Salve rey de los judíos!” Y le daban bofetadas.

Pilato salió de nuevo fuera y dice a los judíos: “Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro en él ningún delito.” Salió, pues, Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura y les dice Pilato: “¡Aquí tenéis al hombre!“ Cuando le vieron los pontífices y los guardias comenzaron a gritar: “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!”

(Juan 18, 28 – 19,17)

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