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San Onésimo, esclavo discípulo de san Pablo – 16 de febrero

Esclavo en Colosas, después de haber robado a su patrón Filemón, discípulo de San Pablo, huyó a Roma. Allí conoció a Pablo, prisionero, que lo convirtió y lo envió de vuelta a Filemón, pidiéndole que lo acogiera no ya como un esclavo sino como un hermano. (cf. Fil 1,16).

Onésimo, cuando huía de la justicia por haberle robado a su amo, se encontró con Pablo, quien se hallaba entonces prisionero en Roma. El apóstol lo convirtió al Cristianismo, lo bautizó y lo envió a la casa de Filemón con una carta de recomendación, que decía lo siguiente:

Te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión. Antes, él no te prestó ninguna utilidad, pero ahora te será muy útil, como lo es para mí. Te lo envío como si fuera yo mismo. Con gusto lo hubiera retenido a mi lado, para que me sirviera en tu nombre mientras estoy prisionero a causa del Evangelio. Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces no sea forzado, sino voluntario. Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre, no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor.

San Pablo, Carta a Filemón.

Según parece, Filemón perdonó y concedió la libertad a Onésimo por haberse arrepentido, y lo mandó a reunirse de nuevo con San Pablo. Según cuenta Jerónimo de Estridón, Onésimo se volvió un predicador cristiano y luego Obispo de Éfeso por orden del Apóstol Pablo.

A toda vuestra comunidad recibí, en el nombre de Dios, en Onésimo, varón de calidad inenarrable y obispo vuestro según la carne. Votos le hago a Dios por que le améis según Jesucristo ¡Y ojalá que todos os asemejéis a él! Porque bendecido sea Aquél que os hizo gracia de que merecierais poseer obispo como ese…
Onésimo levanta al cielo, con sus alabanzas, vuestra disciplina en Dios.

San Ignacio de Antioquía, en su Carta a los Efesios.

Posteriormente, Onésimo fue apresado y llevado a Roma, donde murió lapidado. Venerado como Santo, su fiesta es el 16 de febrero.

De Onésimo no sabemos mucho más que esto, pero fue precisamente gracias a él que la Providencia nos prodigó en Pablo una reflexión tan profunda sobre tema tan delicado y necesario en todo tiempo. Se lo ha identificado también con el Onésimo que menciona la Carta a los Colosenses 4,9. Una tradición posterior hace de Onésimo el obispo de Éfeso, e incluso el compilador de los escritos paulinos. Como bien observa Butler: «El nombre de Onésimo era muy común, especialmente entre los esclavos, y existía una tendencia muy clara a identificar a cualquier Onésimo que se distinguía un poco, con el esclavo convertido por san Pablo».

Además de la breve y preciosa Carta a Filemón, puede ser útil leer algún comentario crítico, como el de Fitzmayer en el Comentario Bíblico San Jerónimo, vol. 4, o la introducción a la epístola en cualquier edición actual de la Biblia.

+ info –

El esclavo convertido por San Pablo

(Ángel Guerra Sierra)

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El Hermano Asno

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