El jesuita más conocido del mundo es el Papa Francisco. Pero la Compañía de Jesús tiene siglos de historia. Nació en el siglo XVI de la mano de una personalidad única: San Ignacio de Loyola cuya obra ha permitido que muchos conozcan a Dios.
CHRIS LOWNEY
Autor, “Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige”
“El fundador de los jesuitas, San Ignacio, ideó los ejercicios espirituales, una serie de meditaciones que ayudan a las personas a comprender cómo seguir a Jesús en sus propias vidas”.
“Ad maiorem Dei gloriam” es el lema de la congregación por eso, no es de extrañar, que los ejercicios espirituales desarrollados por su fundador busquen precisamente eso, acercar las almas hasta Dios. Son una forma revolucionaria de fortalecer la fe a través de la oración y de superar los propios miedos.
CHRIS LOWNEY
Autor, “Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige”
“Tal vez soy una persona que sólo busca acumular dinero o quizá estoy paralizado por mis propios miedos. Quizá lo correcto sea probar una nueva profesión o ser más atrevido a la hora de hablar de mi fe o mis valores porque no tengo el valor suficiente o como tengo miedo a hacer el ridículo, no lo hago. No soy lo suficientemente libre para hacer lo que debería”.
La huella del San Ignacio en el Papa es evidente. Muchas de estas enseñanzas las pone en práctica, como su preocupación por llegar a todos o su espíritu de superación. Repite que es mejor cometer errores que mantener una Iglesia cerrada en sí misma.
FRANCISCO
“Lo digo mil veces. Prefiero una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma”.
Salir a las periferias es también una actitud propia de los jesuitas. Son grandes pedagogos que han llevado el mensaje del Evangelio a América Latina, India, África y Oriente. Pero no sólo han llegado a los confines del mundo. Francisco también dice que se necesitan misioneros cerca de casa.
CHRIS LOWNEY
Autor, “Papa Francisco: Por qué dirige de la forma que dirige”
“Hay muchas personas alejadas de la Iglesia que, en realidad, no han tenido mucho contacto con la religión. No les importa la religión, de ninguna forma. Por eso, ese espíritu de ‘salir a las periferias’ se centra en ellos”.
El Papa reconoce que piensa como un jesuita, como un misionero, aunque nunca pudo ir a Japón, como quería en su juventud. Aún así, desde Roma, la impronta de San Ignacio de Loyola le está ayudando a llevar el Evangelio mucho más lejos.
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