Los orígenes del templo
Cuenta la leyenda que la emperatriz Eudoxia regaló al Papa León I una de las cadenas con las que San Pedro fue encarcelado en Jerusalén, y éste ordenó la construcción del templo para albergarla.
Años más tarde, la segunda cadena fue llevada a Roma, donde milagrosamente se unió a la anterior.
En el interior
La Basílica de San Pietro in Vincoli es un templo diferente a los demás por su sencillez y su escasa decoración. Bajo el Altar Mayor se encuentra el relicario en el que se guardan las cadenas de San Pedro, el elemento más importante de la iglesia.
Otro de los principales atractivos de la basílica es el mausoleo del Papa Julio II, compuesto por una impresionante estatua de Moisés realizada por Miguel Ángel entre los años 1505 y 1515. El mausoleo se encuentra sumido en la penumbra hasta que alguno de los visitantes decide hacer una donación que sirve para iluminarlo, una práctica muy extendida en la mayoría de las iglesias en Roma.
Entre los pequeños altares situados en los laterales de la basílica resultan destacables los que se encuentran situados en el lado izquierdo, donde se pueden observar algunos frescos con curiosas representaciones de esqueletos e imágenes poco comunes en una iglesia.
Merece la pena
La Basílica de San Pietro in Vincoli es recomendable no sólo por su decoración, bastante diferente a la de la mayoría de los templos romanos, sino también para contemplar la impresionante escultura del Moisés de Miguel Ángel.
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