Situaciones como las que enfrenta hoy el mundo ante la pandemia del Covid-19 pueden generar muchos sentimientos de angustia y de miedo con diversas preguntas: ¿qué pasará con mis seres queridos?, ¿qué hago si caen enfermos o si yo me enfermo?, ¿Podré perder mi trabajo?, etc
Ante ello, ¿Cómo mantener la calma, tener paz?… Santa Teresa de Jesús, la mística, doctora de la Iglesia y reformadora del Carmelo tiene la clave; y la tiene en su famoso poema “Nada te turbe”, que incluso han convertido en canción y ha sido interpretado en muy variadas melodías.
El poema de la carmelita:
“Es un salmo sapiencial, hay que leerlo dejándole flecharnos el alma con el dardo de cada verso, cargado de resonancias, que desde cada sentencia nos devuelve a las sendas de la propia vida, sendas a veces tortuosas, a veces encrespadas o espinadas (…) Es un salmo íntimo, nos introduce en el alma de la autora, que se va diciendo a sí misma: ‘Teresa, que nada te turbe (…)'”.
Asimismo, en el poema permanecen tres absolutos que son: “nada, nada,nada; todo, todo, ¡sólo Dios!”, es decir, sólo Dios colma y calma todo. Tres veces nada, nada, nada. Dos veces el todo, todo: ‘todo se pasa / todo lo alcanza’, y una vez sola, pero cerrando el poema en el verso final: ‘¡sólo Dios!’ y punto. O ‘sólo Dios’ y basta.
A continuación el poema de Santa Teresa de Ávila … para leer y meditar con pausa:
Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.
Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
Nada te turbe.
A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
Nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
Todo se pasa.
Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
Sin la paciencia.
Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
Todo lo alcanza.
Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
Quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
Nada le falta.
Id, pues, bienes del mundo;
id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda,
Sólo Dios basta.
Con información de Revista “Teresa de Jesús”.
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