Propone como modelo de amor a la liturgia a la santa alemana Matilde de Hackeborn
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 29 de septiembre de 2010 (ZENIT.org)
El Papa Benedicto XVI subrayó hoy la importancia de la liturgia en la vida espiritual cristiana, como lo fue para santa Matilde de Hackeborn, a quien presentó hoy durante la audiencia general.
Siguiendo con su ciclo de escritores cristianos, que con Hildegarda de Bingen a finales de agosto inauguró una serie de catequesis sobre mujeres insignes, el Papa quiso hoy detenerse en una de las grandes figuras del monaquismo alemán.
Santa Matilde de Hackeborn, de familia noble, nació y murió en el siglo XIII en Turingia (Alemania), y vivió casi toda su vida recluída en el convento de Helfta, en la misma congregación que su hermana mayor Gertrudis.
En aquella época, y gracias a Gertrudis, el monasterio de Rodersdorf y después el de Helfta se convirtieron, afirmó el Papa, en un importante “centro de mística y de cultura, escuela de formación científica y teológica”.
Matilde “se distinguió por la humildad, fervor, amabilidad, limpieza e inocencia de vida, familiaridad e intensidad con que vivió su relación con Dios, la Virgen y los Santos. Estaba dotada de elevadas cualidades naturales y espirituales”.
Entre otras, tenía una voz de una extraordinaria suavidad. Fue maestra del coro del convento, además de maestra de novicias.
La llamaban con el sobrenombre de “ruiseñor de Dios”.
“La oración y la contemplación fueron el humus vital de su existencia: las revelaciones, sus enseñanzas, su servicio al prójimo, su camino en la fe y en el amor tienen aquí su raíz y su contexto”, explicó el Papa.
El Pontífice añadió que “es impresionante la capacidad que esta santa tenía de vivir la Liturgia en sus varios componentes, incluso los más sencillos, llevándola a la vida monástica cotidiana”.
“Sus visiones, sus enseñanzas, las circunstancias de su existencia se describen con expresiones que evocan el lenguaje litúrgico y bíblico”, explicó.
La santa tenía, destacó el Papa, un “profundo conocimiento de la Sagrada Escritura, su pan cotidiano. Recurre continuamente a ella, sea valorando los textos bíblicos leídos en la liturgia, sea tomando símbolos, términos, paisajes, imágenes, personajes”.
De Matilde, Benedicto XVI invitó a los fieles a imitar la importancia que ésta daba a la Liturgia de las Horas y a la Santa Misa.
“La oración personal y litúrgica, especialmente la Liturgia de las Horas y la Santa Misa son la raíz de la experiencia espiritual de santa Matilde de Hackeborn”.
“Esto es también para nosotros una fuerte invitación a intensificar nuestra amistad con el Señor, sobre todo a través de la oración cotidiana y la participación atenta, fiel y activa en la Santa Misa. La Liturgia es una gran escuela de espiritualidad”, añadió.
Matilde sentía gran predilección por el Evangelio, que el mismo Jesús, en una visión, le recomendó leer, para comprender “su inmenso amor”, que “en ningún lugar se encuentra expresado más claramente que en el Evangelio”.
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