Raad Salam Naaman se define como cristiano, católico y caldeo de origen mesopotámico, «y a mucha honra», y recuerda que proviene de Mesopotamia, la cuna de la civilización, hoy convertida en la convulsa república iraquí. «Cuando llegué a España en 1995 creían que pertenecía a una secta o que era un converso, pero no soy ni árabe ni musulmán, somos los habitantes originarios del territorio, conquistado por el Islam en el siglo VII y que se convirtió por el filo de la espada». Este profesor universitario, doctor en Filología Árabe estudios islámicos, publica un nuevo libro: ‘Los primeros cristianos. Los cristianos orientales’.
-¿Existe una estrategia de limpieza religiosa en Oriente Medio?
-La persecución en Oriente ha existido siempre, desde la llegada del Islam. Desde que era pequeño me han tratado como ciudadano de segunda. Había 2.000.000 de correligionarios en tiempos de Sadam y hoy quedan 200.000 y no saben qué les espera. Yo me peleé con mi profesor de Historia porque alegaba que el Islam había conquistado, no liberado, y me condujeron al despacho del director del colegio donde entre ambos y el imán del centro me molieron a palos y después me denunciaron por blasfemia, castigada con la pena de muerte. Mi padre tuvo que pagar para librarme de esa sentencia.
-Su historia es una relación de acosos.
-Un tío mío, que era editor, publicó mi tesina, que comparaba el apóstol Pablo y al segundo califa ortodoxo Omar. Ambos extendieron sus respectivas credos, el primero predicando el amor y el segundo, a través de la fuerza. Estuvo un mes a la venta. Los radicales islámicos quemaron vivo a mi pariente y yo tuve que esconderme. Amo España y no quiero vivir lo que he vivido en mi país natal. Es una advertencia del crecimiento del fanatismo.
-¿Cómo se puede luchar contra el peligro del fanatismo?
-No podemos abrir la puerta y que entre cualquiera. Es una falacia decir que se ha vencido al Estado Islámico. No se ha acabado con él, sólo con su territorio, pero hay 10.000 de sus militantes en Europa.
-¿Y cómo apoyar a los cristianos que resisten en sus hogares de Irak o Siria en una atmósfera hostil?
-Hay un plan para vaciar esos países de cristianos, sus ciudadanos originales, impulsado por Irán, Arabia Saudí, Catar, Turquía y otros países del Golfo. Hemos de apoyarlos a través de la fe, que sientan nuestro apoyo. No quiero que salgan de mi país, porque perderíamos nuestra identidad, tradiciones y cultura.
-¿Cuál sería la estrategia política de Occidente para preservar su existencia?
-Occidente tiene que impulsar gobiernos laicos en esos países y dejar de cometer errores.
Diario Sur
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