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Las primeras comunidades cristianas: una nueva investigación

Eloy Tejero describe en “Cristo en la ciudad” los textos y contextos de la pluralidad del cristianismo antiguo, analiza sus causas y marca las diferencias.

Cristo en la ciudad. Estructura personal de las primeras comunidades
cristianas.
Eloy Tejero
EUNSA

El estudio de los orígenes del cristianismo y de la Antigüedad cristiana siempre es fascinante. La vuelta a las fuentes, a la que nos invitó el Concilio Vaticano II, significa no perder de vista el horizonte de lo originario.

En este sentido las publicaciones que representan o una novedad en la investigación de ese período, o una síntesis de las investigaciones actuales sobre diversos aspectos, son siempre bienvenidas.

Ocurre así con este grueso volumen del profesor emérito de Historia del Derecho Canónico y de Derecho Romano de la Universidad de Navarra, don Eloy Tejero. No es la primera vez que este acreditado docente se ha acercado a analizar algún aspecto esencial de la vida de los primeros cristianos. Hacía tiempo que nos había entregado “El Evangelio de la casa y de la familia”.

Estatuto jurídico 

Ahora aborda la cuestión del estatuto jurídico, de la estructura personal –formas de relación personal-, de los ciudadanos del imperio en relación a la pluriformidad de maneras de pertenencia o adscripción, de linajes, tradiciones, culturas.

Una de las cuestiones subyacentes a esta minuciosa radiografía del contexto cívico de la aparición del cristianismo, y de su expansión, está relacionada con la de la pluralidad del cristianismo primitivo. Una pluralidad, que no solo pluralismo, no siempre bien entendida por los estudiosos, ni siempre bien utilizada en el debate y la argumentación teológica.

Por eso este volumen tiene un valor añadido en la medida en que nos describe los textos y contextos de esa pluralidad del cristianismo Antiguo, analiza sus causas, establece y marca las diferencias. Pero no lo hace desde contraposiciones, dialécticas que proceden más de una mirada ideológica que del
análisis rigurosos de los datos de la historia. Por eso el valor de la conclusión de que son más las afinidades y vínculos que las diferencias.

Judíos y paganos 

En concreto y simplificando mucho las cosas. Desde la resurrección del Señor y Pentecostés el Evangelio se predica a, digamos, tres grandes grupos de oyentes según la pertenencia a una tradición religiosa, cultural y lingüística.

En primer lugar a los judíos, digamos, primero de Jerusalén y Palestina, que proceden del judaísmo normativo, también plural. Este grupo serán los judeo-cristianos que utilizarán, mayoritariamente, el arameo como lengua vehicular. Auque es cierto que, en algunos casos y en algunos ámbitos, pueden utilizar el griego.

En segundo lugar están los que se convierten al cristianismo procedentes del judaísmo-helenista, de mentalidad helénica, que pueden estar en la diáspora o no y que usan mayoritariamente el griego.
Y, en tercer lugar, están a los que se les predica a Cristo muerto y resucitado procedentes del paganismo, cristianos antes paganos, es decir, que no son judíos, y que pueden ser de múltiples procedencias y pueden hablar latín, griego además de los idiomas de sus lugares de origen.

Lo que hace este libro es seguirle la pista a cada uno de esos grupos en cada unas de las grande áreas geográficas del mundo contemporáneo de Jesús: Palestina, Siria, Mesopotamia, Irán, Armenia, Alejandría y Egipto, Etiopía, Anatolia y Grecia, y Roma, principalmente para ver cómo vivían los cristianos, en qué estatus de ciudadanos se encontraban, cómo la casa era clave en las relaciones
sociales, cuál era su lengua, sus costumbres, las formas de relacionarse y de ejercer sus derechos, si lo tuvieran, la literatura cristiana incipiente que se elabora en cada contexto, desde los Evangelios a los primeros textos cristianos.

Hay que destacar en este libro, dos capítulos que me han parecido oportunos e interesantes. El primero es el dedicado a las comunidades personales en las ciudades y en los campos destinatarias del ministerio episcopal y presbiteral, que es uno de los grandes temas el cristianismo antiguo.

Y el segundo el dedicado a la estructura de las comunidad de Roma y en Occidente, por eso de la singularidad de la comunidad de Roma en sus relaciones con el resto de comunidades cristianas esparcidas por el mundo.

Una contribución, esta sobre la Antigüedad cristiana, que no debe pasar inadvertida.

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