(Gr. christos, Christ, pherein. En Lat. Christoforus, i.e. Christbearer)
Aunque apenas puede dudarse de que existió en la antigüedad un mártir de nombre Cristóbal, a ello se reduce en la práctica todo lo que sabemos de él. Quizás por su nombre, que significa «el que lleva a Cristo», se fue tejiendo en torno a él una leyenda, tan famosa en Oriente como en Occidente, que tomó su forma definitiva al fin de la Edad Media.
Mártir, probablemente del siglo tercero. Aunque San Cristóbal es uno de los santos más populares de Oriente y Occidente, apenas se conoce algo cierto sobre su vida y su muerte. La leyenda cuenta: Un rey incrédulo (de Canáan o Arabia) por la plegaria de su mujer a la Santísima Virgen tuvo un hijo a quien llamó Offerus (Offro, Adokimus o Reprebus) y lo consagró a los dioses Machmet y Apolo.
Con el tiempo fue adquiriendo extraordinaria estatura y fuerza, y Offero decidió servir solamente al más fuerte y al más bravo. Sirvió sucesivamente a un rey poderoso y a Satán, pero encontró que ambos carecían de coraje, el primero aterrorizado siempre con el solo nombre del pecado, y el segundo asustado por la señal de la cruz al borde del camino. Durante tiempo buscó nuevo maestro, pero fue en vano, al final encontró a un ermitaño quien le habló de ofrecer su fortaleza a Cristo, le instruyó en la Fe y lo bautizó.
Cristóbal, como desde ahora será conocido, no se dedicaría ni al ayuno y ni a la oración, sino que voluntariamente aceptó el oficio de transportar a la gente, por amor de Dios, de un lado al otro de un río caudaloso, sobre sus hombros. Un día llevaba a un niño que continuamente crecía, de tal modo que le parecía que llevaba todo el mundo sobre sus hombros. El Niño se dió a conocer como el Creador y Redentor del mundo. Para demostrar su personalidad ordenó a Cristóbal fijar su bastón en la profundidad. A la mañana siguiente el bastón se había transformado en una palmera llena de fruto. El milagro convirtió a muchos. Esto excitó la ira del prefecto de la región Dagnus de Samos, en Lycia. Cristóbal fue encarcelado y después de crueles suplicios fue decapitado. La leyenda griega puede pertenecer al siglo sexto; y hacia la mitad del octavo la encontramos extendida por Francia. Originariamente, San Cristóbal era sólo un mártir, y como tal es recordado en los viejos martirologios.
La forma simple del griego y latín Passio, pronto dio lugar a leyendas más elaboradas. Tenemos la edición latina en prosa y verso de 938 compuesta por el Subdiácono Walter de Séller, “Thesaurus anecdotorum novissimus” (Augsburg, 1721´-23, II, 27-142, y Harster, “Walter von Speyer”, 1878). Una edición del siglo once se encuentra en el Acta SS, y otra en la “Golden Legend” de Jacob de Vorágine. La idea se transmitió oralmente; primitivamente tuvo un significado espiritual, llevar a Cristo en el corazón. Durante los siglos doce y trece tomó un sentido realista y llegó a ser el distintivo del santo.
Que fuera considerado frecuentemente comogran mártir puede tener su fundamento en la narración de su enorme estatura. La corriente y la pesadez del niño fueron propuestas para significar las pruebas y las luchas del alma que toma sobre sí el yugo de Cristo en este mundo. La existencia del mártir San Cristóbal no puede ser negada como lo ha demostrado el Jesuita Nicolás Serarius en su tratado sobre las letanías, “Litaneutici” (Colonia. 1609), y por Molanus en su historia de pinturas sagradas, “De picturis et imaginibus sacris” (Lovaina,1570). En una pequeña iglesia dedicada al mártir San Cristóbal está enterrado actualmente el cuerpo de San Remigio de Reims, 532 (ACT ss., 1 Oct., 161). San Gregorio el Grande (d. 604) habla de un monasterio de San Cristóbal (Epp., X., 33). El Breviario y Misal Mozárabes, escritos por San Isidoro de Sevilla (d.636) contienen un oficio especial en su honor. En 1386 fue fundada una hermandad bajo el patronato de San Cristóbal en el Tirol y Vorarlberg, quien guía a los viajeros sobre el Arlberg. En 1517, un San Cristóbal de sociedad de templanza existió en Carintia, Styria, en Sajonia y en Munich. En Venice se profesaba gran devoción al santo entre los desembarcadores del Danubio, el Rhin y otros ríos en los que las inundaciones o atascos helados causan frecuentes destrozos. Las pinturas más antiguas del Santo, en el monasterio del Monte Sinaí datan del tiempo de Justiniano (527-65). Monedas con su imagen fueron emitidas en Würzburg, Würtermberg y Bohemia. Sus imágenes fueron colocadas en las entradas de iglesias, viviendas y frecuentemente en puentes; estas imágenes y pinturas con frecuencia presentaban la inscripción: “Quien contemplara la imagen de San Cristóbal no desmayará o caerá en este día”.
El Santo, que es uno de los cuatro santos protectores, ha sido elegido como patrón por Baden, Brunswiick y por Mecklenbourg y otras diferentes ciudades, así como por encuadernadores, jardineros, marineros, etc. Es invocado contra relámpagos, tormentas, epilepsia, pestilencia, etc. Su fiesta se celebra el 25 de julio; entre los griegos el 9 de marzo; sus emblemas son el árbol: el Niño Jesús y el bastón.
Patronazgo
Patrono de los transportistas, especialmente de los que trabajan en el río y la montaña, de los marineros, constructores de puentes, peregrinos, viajeros, conductores, chóferes, aeronautas, porteadores, mineros, carpinteros, sombrereros, tintoreros, encuadernadores, orfebres, cazadores de tesoros, comerciantes de frutas, jardineros, atletas, de los niños; para proteger contra la peste, la enfermedad, la epilepsia, la muerte súbita, incendio y daños por agua, sequías, tormentas, tormentas eléctricas, granizo, problemas en los ojos, dolor de muelas, heridas.
FRANCIS MERSHMAN
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