El católico converso Gilbert Keith Chesterton fue periodista, poeta, novelista y dramaturgo junto a otras muchas cosas. Según expertos, fue uno de los escritores más prolíficos de su tiempo.
Nació en 1874 en Kensinton, Inglaterra. Escribió 100 libros, más de 5.000 artículos para periódicos y revistas, y cerca de 1.500 páginas de poesía. Sus obras más importantes sobre la fe católica son ‘Ortodoxia’ y ‘El hombre eterno’.
¿QUÉ DECÍA?
Según el presidente de la Sociedad Chestertoniana Americana, Dale Ahlquist, Chesterton fue capaz de atraer a muchas personas porque era una especie de profeta moderno.
DALE AHLQUIST, Presidente, Sociedad Chestertoniana Americana
“Se dio cuenta de la crisis de fe que estaba por venir, vio familias que se rompían y el ataque a la moralidad. También dio soluciones. Nos enseñó a retomar el camino justo”.
Y es que como dice Dale Ahlquist, en el libro “Lo que está mal en el mundo” Chesterton anticipó los problemas de la sociedad moderna en los gobiernos, el feminismo y la educación pública.
¿POR QUÉ SON IMPORTANTES SUS OBRAS?
El sacerdote John Wauck, profesor de Literatura y Comunicación de la Fe en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, explica que las obras apologéticas de Chesterton llamaron la atención por su calidad universal y atemporal.
P. JOHN WAUCK, Pontificia Universidad de la Santa Cruz
“La visión de Chesterton es muy amplia y puede aplicarse a cualquier persona, en cualquier lugar en cualquier momento. Podría estar escribiendo para alguien en la Edad Media; o para alguien en el Renacimiento, o para alguien de la sociedad actual”.
Él dice que la destreza de Chesterton en la apologética también nace de haber vivido en un país no católico como Inglaterra. Como consecuencia, estaba bajo un escrutinio constante y tenía que entender y justificar su fe.
¿POR QUÉ LOS SANTOS FUERON IMPORTANTES PARA ÉL?
Según Susan Hanssen, Profesora Asociada de Historia en la Universidad de Dallas, Chesterton también tenía una gran fascinación al examinar y escribir sobre los santos, en particular San Francisco de Asís y Santo Tomás de Aquino.
SUSAN HANSSEN, Universidad de Dallas
“Chesterton estaba obsesionado con la idea de que dos figuras tan diferentes: la llama, como simbolizaba a San Francisco de Asís, y el buey, como la figura de Santo Tomás de Aquino, pudiesen reflejar a Jesucristo de dos maneras diferentes”.
Además, menciona que a pesar de entrar en debates y discusiones con personas como George Bernard Shaw y H.G. Wells, Chesterton siempre mantuvo un gran sentido del humor y mantuvo relaciones con personas con las que no estaba de acuerdo.
Chesterton continúa atrayendo a la gente, incluido del Papa Francisco. Y es que cuando era arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio aprobó una oración por la intercesión de Chesterton.
Rome Reports
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