Pelayo nació en Albeos (ESPAÑA), en el año 911 o 912. Era la época en que España estaba dominada por los musulmanes.
El tío de Pelayo era el Obispo de Tui, y por ser Obispo cristiano fue tomado prisionero. Para sacar al Obispo de prisión entregaron a Pelayo, su sobrino que apenas tenía unos 10 u 11 años, como rehén para que fuera un rescate provisional hasta que el Obispo juntaba el oro suficiente para pagar el rescate.
Eso no sucedió, ya que el obispo enfermó y murió antes de lograr su propósito. Nadie se encargó de pagar el rescate de Pelayo, por lo que le tocó vivir allí varios años como un prisionero más.
En la prisión se destacó por su juventud, su inteligencia, su buena conducta y benevolencia. Tanto así que el "Califa" (rey) lo mandó llamar, e intentó sacarlo de prisión si abandonaba su fe cristiana y sus costumbres. Pero Pelayo se negó a renunciar a la fe cristiana y a cualquier otra cosa.
El Califa no se anduvo con contemplaciones y Pelayo pagó su fidelidad a Cristo con la muerte, el 26 de junio de 925, con 13 o 14 años de edad, en Córdoba, en la región hispánica de Andalucía. La tradición dice que se le condenó a morir siendo desgarrada su carne con tenazas.
Su cuerpo fue trasladado a León, y más tarde a Oviedo, donde se encuentra actualmente.
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